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La Asociación Hipotecaria Española confirma una tendencia que se mantiene al alza, tras la crisis económica y gracias a la bajada de los tipos de interés. Y es que durante el 2018, el 65% de los nuevos créditos inmobiliarios fueron a tipo fijo. En tan sólo 3 años, es tipo de hipotecas se han multiplicado, ya que en 2015 apenas suponía el 37% de los nuevos préstamos, frente al 62% del tipo variable. Al cierre del pasado ejercicio los créditos variables sólo representaban el 35% de las nuevas concesiones.
Con esto, las hipotecas a tipo fijo suponen el 12,6% de todos los préstamos vivos en España pese a que el Euribor todavía se mantiene en negativo. No obstante, presumiblemente, el Banco Central Europeo tiene como previsión subir los tipos de interés a finales de 2019. Por este motivo, el aumento de esta demanda ha sido tan significativo. Además, permite al cliente gestionar mejor los pagos a lo largo de la vida de la hipoteca, ya que las cuotas no vivirán grandes oscilaciones.
Estudio de solvencia
Pese a estos datos, la realidad es que la concesión de créditos hipotecarios es mucho más restringida que antes de la crisis. La banca, con el firme propósito de no revivir los fantasmas del pasado, estudia minuciosamente cada caso en particular, en especial, la solvencia del cliente, para reducir al mínimo los casos de morosidad. Por este motivo, las entidades financieras apuestan también por un tipo de interés fijo, que permita aseverar a largo plazo los gastos contraídos por la concesión hipotecaria.
Un endurecimiento que se prevé más acusado a partir del mes de junio, cuando entrará en vigor la nueva Ley Hipotecaria que retrasa hasta doce meses las ejecuciones hipotecarias en caso de impago.