19
Jun
El mercado inmobiliario catalán parece haber superado la crisis política que le castigó con dureza en 2017, ya que sobre todo la ciudad de Barcelona continúa siendo una de las localidades más atractivas para el inversor extranjero. No tanto en el mercado residencial, sino que la oferta se ha diversificado hacia otros productos que le permiten obtener una mayor rentabilidad.
Durante 2018, se invirtieron 995 millones de euros, un 12% menos que en el ejercicio anterior (1.132 millones de euros). Pero lo más significativo es que se desplomó la inversión nacional en un 85% (363 millones de euros en 2018 frente a los 859 millones de euros en 2017) que se compensó con el notable aumento de la inversión extranjera en un 137%.
Pese a que el inversor nacional sigue preocupado por el ruido político, el extranjero en cambio ve una gran oportunidad de negocio a corto y largo plazo y en el primer trimestre de 2019 ha alcanzado los 130 millones de euros, un 33% más que en el mismo período del año anterior.
La ‘influencer’ Barcelona
Barcelona es el referente. No en vano es una de las ciudades más influyentes del mundo, junto con Bruselas, Frankfurt, Ginebra, Kyoto, Miami y Viena. Pero, sobre todo, el gran atractivo de la Ciudad Condal está los centros de innovación tanto tecnológica como científica. De hecho, se le considera el Silicon Valley del sur de Europa y es remarcable el índice de inversión en el mercado de oficinas, logístico y comercial, ocupando la primera posición en rentabilidad anual.
En este sentido, el sector de oficinas ofrece un rendimiento del 3,75%, ligeramente superior a otros mercados como el de Milán (3,6%) o el de Londres (3,5%). En el mercado logístico alcanza el 5,1%, mientras que en el retail se obtiene una media del 3,25%, por delante de Madrid (3,15%) y París (2,75%).
En el residencial, en cambio, es donde flojea más la inversión internacional, marcada por la incertidumbre legislativa y las ordenanzas municipales. Pese a ello, creció en 200 millones de euros en 2018. Sea como fuere, Barcelona sigue siendo una firme apuesta para el sector inmobiliario, impulsando así su crecimiento económico.